martes, 24 de julio de 2012

EDUCACIÓN PARA UNA CULTURA DE PAZ Y DEMOCRACIA: UN COMPROMISO SIEMPRE ACTUAL


CUMBRES IBEROAMERICANAS



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ANÁLISIS



Educación para una cultura de paz y
democracia: un compromiso siempre actual
por Ricardo Vilchez Navamuel

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“Un compromiso siempre actual, educar para la paz”. Con este titular se  publicaba  en  enero del 2004 un editorial del periódico costarricense La Nación, comentando los mensajes que como tradición hace la Iglesia Católica desde hace 36 años. Esto a raíz del mensaje que en esa línea hizo Juan Pablo II, coincidiendo con su vigésimo quinto pontificado.
Repasando algunos artículos que he ido guardando, veo la importancia de dicho compromiso en el sentido de que, si bien la paz se ha logrado en la mayoría de los países que pertenecen a las Naciones Unidas, no podemos afirmar que esa paz se haya consolidado y alcanzado a nivel planetario.
Otros representantes de diferentes sistemas religiosos también hacen sus propios esfuerzos. Podemos destacar  especialmente al Dalai Lama. Asimismo, la gran mayoría de los líderes políticos del mundo apuestan por una paz duradera y estable
La historia y sus diferentes circunstancias están ahí para revelarnos las causas por las cuales no hemos alcanzado esa paz  anhelada. De manera equivocada hemos creído que el problema ha sido político. No, el problema ha sido y es  humano.
Sin embargo, hoy podemos destacar una situación mundial excepcional, caracterizada por una cultura que cree en las libertades y que empieza a cultivar la educación para la paz con dos componentes que podrían acelerar esta condición humana ansiada durante miles de años.
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Dos componentes de aceleración
Estos son: por un lado, la tecnología alcanzada hoy en los medios de comunicación que permiten la globalización instantánea de la información y por otro la democracia, que ha logrado evolucionar en términos universales y adecuados  para que lleguemos a entender un sistema político como una forma de vida que produce bienestar en ambientes de libertad. Además, es imprescindible agregar que la democracia se da en naciones con Estados de Derecho y esto ha permitido alcanzar más paz que en cualquier otra etapa de nuestra historia.
Estos dos componentes son una realidad. La tecnología utilizada por los medios de comunicación es prácticamente instantánea: la información la “podemos ver y leer” casi de manera inmediata, hecho que estamos experimentando y que podemos constatar diariamente.
La democracia, en aumento de forma excepcional,  ha  pasado en tan solo 25 años, de 40 a 120 países en ambientes democráticos. Algunos podrían ser cuestionados, no por el sistema, sino más bien por el aspecto partidista que ha prevalecido durante tanto tiempo y el cual sí tiene y debe cambiar. La democracia entendida como algo estático puede parecer que no avance, sin embargo entendida como un proceso  puede acelerar los cambios y mejorarla.
Educar para la democracia. Un aspecto importante y lamentablemente  obviado por los demócratas, es la educación para la democracia. Ha sido un fallo de incalculable valor en términos de paz, bienestar, libertad y sufrimiento. Hemos adolecido de algo que sí fue exitoso en otras sociedades con sistemas políticos diferentes como  los comunistas y socialistas hasta los años 80’ y que saben y hacen los  islamitas: enseñar sus sistemas  filosóficos  de vida  de manera masiva.
Educar para la democracia por tanto es imprescindible, siendo una de las vías más seguras hacia la paz. Un camino que ha demostrado que entre estados demócratas pareciera que es difícil llegar al conflicto armado. Esta forma de vida que estamos protagonizando lo imposibilita, al menos teóricamente hablando. Si no fuera así, probablemente no tendría la aceptación que tiene a nivel global.
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Educar para la paz y la libertad
Educar para la democracia es educar para la paz y la libertad. Es una aspiración no solo de la Iglesia Católica, sino también del resto de los sistemas religiosos, de la gran mayoría de  los líderes políticos y de los diferentes pueblos del mundo que incluyen ya a  más del 80% de la población mundial a favor de la democracia. Esta es la cultura que debemos impulsar, una cultura con valores universales más allá de un sistema religioso, etnia, lengua o región.
Los fundamentalismos políticos totalitarios, religiosos,  cristianos o musulmanes, siempre han manifestado experiencias dolorosas, venganzas, odios y mucho sufrimiento; todo ello contrario a la paz.
En estos días que se inicia la preparación de la XV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en la que se enfatizará la cultura y en cuanto España asume la secretaría  protémpore, no se debería olvidar que en la búsqueda de la paz es impostergable la educación para la democracia, la libertad y los Derechos Humanos. Esto, indudablemente contribuiría a  pensar en  la posibilidad de una cultura universal para la paz  que tanto añoramos.



Ricardo Vilchez Navamuel, costarricense, es presidente de IFEDE, España.








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