domingo, 24 de julio de 2016

ESPIRITUALIDAD

ESPIRITUALIDAD
Por Ricardo Vilchez Navamuel

Cuando intentamos hablar de espiritualidad, inevitablemente acudimos en primera instancia al Diccionario de la Real Academia Española  (DRAE) que la define de la siguiente manera:

f. Naturaleza y condición de lo que es espiritual: su espiritualidad le llevó a donar todos sus bienes a fundaciones benéficas.
  Inclinación de alguien hacia lo espiritual e inmaterial: su espiritualidad le llevó al éxtasis religioso.
  Conjunto de creencias y actitudes que caracterizan la vida espiritual de una persona o de un grupo de ellas: la espiritualidad cristiana es diferente a la islámica.

La verdad es que uno se queda perplejo de estas acepciones, principalmente de la primera y tercera. Una, porque su significado tiene alguna carga de carácter mercantilista en el tanto infiere “un a cambio de algo” y, la otra, porque según el DRAE hay distintas espiritualidades según la religión que se practique.


La Organización Mundial de la Salud en un documento titulado “Estrategia global para la salud de todos en el año 2000”,  “señala la importancia de la espiritualidad que, nos conduce hacia preguntas sobre el sentido y el propósito de la vida y no está necesariamente limitada a ningún tipo de creencias o prácticas en particular”.

En lo que pareciera estamos de acuerdo es que, comprendemos la espiritualidad como algo no material o al menos no tangible.

La espiritualidad nos parece es una sola y tiene muy poco que ver con los sistemas religiosos, nada que ver con el ritualismo ni con lo que llamamos religiosidad. Es más, podríamos definirla así: “Es la actitud, la intención y la forma de búsqueda que hace un individuo de lo que trasciende, de lo que es universal y por lo tanto acepta la dificultad o diversidad de la vida, entendiéndola como  un experimentar permanente”.

Esto indefectiblemente tiene que ver con el inicio de una auténtica comprensión de sí mismo que a su vez, involucra una total libertad  e independencia de pensamiento,  por un camino en solitario  de pocas certidumbres y  guiados solo por la intuición.

Una de las primeras cosas que puede uno detectar en una persona que está en el camino espiritual, es una evidente pérdida a los miedos que han sido impuestos por medio de dogmas filosóficos y religiosos;  por ejemplo el temor a Dios.  Uno se pregunta: ¿Por qué debe uno temer a Dios, si Dios es amor?

El AMOR es, aunque al principio el espiritualista no lo sepa, el objetivo o la meta final. Ejemplos hay muchos, personas que logran  estados de éxtasis  sea porque lo han buscado o porque de alguna manera este se ha realizado espontáneamente, logran acariciarlo.




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